Cambio de planes [libre]

Caminé con paso veloz por entre las calles volviendo de una reunión con las grandes potencias, no podía evitar recordar cómo me encantaba dar paseos lentos, de esos que tardan horas pero dan que pensar. Eso era antes de que los muertos se decidieran por salir de sus tumbas donde debían estar y pasar a saludar a los vivos, llevándose unas cuantas vidas por el camino, algo muy divertido... de no ser porque estábamos en el bando del buffet.

El mundo de había convertido en un caos, pertenecer a la cabeza del gobierno se había convertido en un deporte de riesgo, más aún si eras presidente. Los ciudadanos pedían a gritos curas, ya que la epidemia se extendía rápidamente y, por desgracia y pura lógica, había más muertos que vivos. Al girar una esquina me encontré con un ser demacrado que parecía haberse perdido, venía directo hacia mi aunque realmente no me mirara, con un gesto saqué la pistola que llevaba enganchada a la parte de atrás de mi pantalón y un tiro en la cabeza hizo que se desplomara en el suelo.

Gruñí y devolví mi pistola a su sitio, mirando a mi alrededor. Si había uno aquí nada impedía que hubiera más cerca. Eché a correr, cambiando de calle cada poco tiempo para acabar en un lugar completamente diferente. Aparentemente lo que había ante mi era un hotel abandonado, no podía arriesgarme a volver a casa, al menos no ahora que había anochecido, debía quedarme ahí.

Entré en el edificio y subí las escaleras con rapidez, escuchando el ruido amortiguado de mis suelas de goma contra la madera raída. Comprobé que no hubiera actividad donde me encontraba y derribé una de las puertas con facilidad, pues ya estaba bastante vieja. Entré en la habitación, cogí el espejo de pie y lo coloqué en un ángulo estratégico antes de sentarme en el suelo, de espaldas a la puerta y apoyada sobre el borde de una de las camas, sin perder de vista de vez en cuando el espejo, que me mostraba lo que había en la puerta, sería una noche muy larga...